La desmagnetización es el proceso por el cual un imán pierde todas sus propiedades magnéticas. El imán más propenso a la desmagnetización es el imán de ferrita debido a la aleación de la que está hecho, sin embargo, todos los imanes se pueden desmagnetizar. Para evitar la desmagnetización de su imán, siga estas pautas:

Separando tus imanes

Asegúrese de separar los imanes que se hayan unido entre sí separándolos directamente. Cualquier otro movimiento para separar los dos puede dañar los imanes y potencialmente desmagnetizarlos.

Mantener alejado de altas temperaturas.

Las altas temperaturas son la única forma de desmagnetizar un imán hasta un punto en el que no se puede volver a magnetizar. Todas las demás formas de desmagnetización se pueden corregir volviendo a magnetizar el imán. Por ejemplo, usar un imán, sin una carcasa de acero que lo proteja, para recuperar objetos ferromagnéticos de una tina de galvanoplastia dañaría el imán.

Los dominios magnéticos dentro de un objeto deben estar alineados en la misma dirección para que un objeto sea magnético. Las altas temperaturas hacen que los dominios magnéticos se muevan y se desorganicen. Esto significa que ya no están alineados en la misma dirección, por lo que el imán ya no será magnético.

La temperatura máxima de funcionamiento de un imán le indicará la temperatura máxima a la que se puede someter continuamente el imán sin una pérdida significativa de su fuerza magnética. Esta información generalmente se puede encontrar en las especificaciones del producto y debe estar disponible para cada variedad de imán.

Los imanes de Alnico son los imanes más adecuados para su uso en altas temperaturas, ya que tienen la temperatura máxima de funcionamiento más alta de 540 ºC (1004 ºF).

Almacenar con un guardián

Guarde su imán con un guardián en los dos polos magnéticos. Un guardián es una pieza de hierro que se agrega temporalmente entre los polos norte y sur de un imán para evitar que se desmagnetice.

Si no se proporciona un guardián con su imán, guarde sus imanes en una lámina de acero.

Evita las corrientes eléctricas

Las fuertes corrientes eléctricas en las proximidades de un imán pueden hacer que se desmagnetice al interrumpir el campo magnético del imán.

Una fuerte corriente eléctrica hace que los dominios de un imán cambien constantemente su alineación magnética, por ejemplo, para mirar hacia el polo norte o sur. Cada vez que la corriente eléctrica cambia la alineación, algunos de los dominios no se mueven.

Cuanto más tiempo se expone un imán a la corriente eléctrica, más desorganizados se vuelven los dominios. Los dominios desorganizados anulan el magnetismo del imán, provocando su desmagnetización.

Almacenar en parejas

Almacene los imanes en pares para evitar que los dos polos magnéticos sur o norte de los imanes se toquen. Almacenar los imanes en pares también ayuda a mantener su magnetismo.

Mantenga los imanes en un lugar seco.

Los imanes pueden corroerse fácilmente cuando se almacenan en condiciones de humedad, lo que puede afectar el magnetismo de los imanes. El óxido creará un espacio de aire que impedirá que el imán produzca una unión segura en un material ferromagnético.

Si un imán ha comenzado a oxidarse pero no se ha desmagnetizado, se puede usar papel de lija de grano 400 para volver a aplanar la superficie y eliminar las rebabas de la carcasa del imán para reducir los espacios de aire que se hayan formado.

Para mantener los imanes secos, colóquelos en un recipiente cerrado no ferromagnético. Esto también ayudará a evitar el problema de que el imán atraiga restos de metal no deseados.

Evita dañar el imán.

Para los imanes sin carcasa, evite dejarlos caer o golpearlos contra cualquier cosa para evitar daños y desmagnetización.

Dejar caer o golpear un imán hace que vibre. Cuando esto sucede, los dominios del imán se aleatorizan, lo que hace que el imán pierda su campo magnético. Esto se debe a que se crea un imán al tener secciones de dominios alineados.

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